Periodismo, reglamentar para ejercer, profesionalizar para servir
El primer requisito para ser periodista es no ser pendejo: Renato Leduc
Unos confunden la gimnasia con la magnesia y en lo personal, lo mío no es ausencia de empatía ni falta de respeto, es una alta responsabilidad la de opinar, escribir y orientar desde mi particular punto de vista. Aunque no a todos les guste.
Informar a la sociedad requiere de ética y un alto conocimiento de los géneros periodísticos, así como una cultura general amplia, muy amplia.
Pero en la actualidad, romantizar una profesión tan multidisciplinaria y compleja como lo es el periodismo, es romantizar la mediocridad y la ignorancia para llamarla oficio.
Pero para entender qué es ser periodista, periodismo y reportero, es necesario entenderlo desde su acepción misma en el seno de la Real Academia de la Lengua Española:
Periodista, nombre masculino y femenino. Persona que se dedica al periodismo (actividad profesional).
Periodismo, nombre masculino. Actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico. Similar: diarismo, prensa. Estudios o carrera de periodismo.
Reportero, reportera. Adjetivo. Dicho de un periodista: Que se dedica a los reportes o noticias. Usado también como sustantivo.
PERIODISMO SIN RESERVAS
La Real Academia Española define periodismo como la actividad profesional que consiste en recoger, tratar y difundir información a través de cualquier medio de comunicación.
Define periodista como la persona profesionalmente autorizada para ejercer el periodismo y reportero, como quien hace reportajes o informes periodísticos (noticias).
Ahí está el punto ciego.
La frase “persona profesionalmente autorizada” queda coja en Tlaxcala, porque aquí la legalidad está en pausa desde el 5 de marzo de 1986, fecha de la publicación de la Ley de Profesiones del Estado. Una ley vigente, sí, pero sin reglamento operativo. Es decir: Existe el esqueleto, pero no el cuerpo.
Y sin cuerpo no hay profesión.
Sin reglamento no hay control.
Sin reglas no hay cancha.
Punto.
Por eso, cualquier intento de regular al periodismo desde la óptica de que “cualquiera con un teléfono ya es periodista” —como plantea el colectivo Mujeres 4to Poder en su comunicado— está plenamente identificado.
No porque la ética y el rigor no sean necesarios, sino porque no se pueden supervisar profesiones que legalmente no tienen un mecanismo para ser supervisadas.
A eso responde —con precisión quirúrgica— el Colegio de Periodistas y Comunicadores de Tlaxcala: La única regulación posible es por la vía del ejercicio profesional, y esa vía pasa por el Reglamento de la Ley de Profesiones, no por tribunales éticos improvisados ni mecanismos subjetivos de calificación moral.
El periodismo no es una sala de catecismo.
Tampoco un club de fans.
Y mucho menos un comité de aplausos.
El periodismo —en su definición más esencial— es una profesión, y como toda profesión:
se aprende, se ejerce, se acredita y se certifica.
Lo demás es espectáculo.
Lo demás es opinión.
Lo demás es ruido.
Porque, hay que decirlo sin rodeos: Columnistas, opinadores y panelistas no son periodistas, parecen, pero no son.
Periodista es quien vive del periodismo, no quien vive de opinar en un micrófono prestado, un espacio regalado o una red social explosiva por chismosa que sea.
Y si la profesión quiere blindarse ante el intrusismo, la mala praxis, la manipulación informativa o el pseudo-periodismo —que existe, y mucho—, sólo hay un camino: Profesionalizar.
Para ello, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros tiene en sus manos una solución tan sencilla como urgente: Publicar el Reglamento de la Ley de Profesiones en el Periódico Oficial, no sólo que regule a periodistas o comunicadores, sino a los abogados, médicos, enfermeras, contadores, etc.
El reglamento de la Ley de Profesiones tiene que regular toda la actividad de los profesionistas de todas las ramas de alto impacto social.
Sin pleitos.
Sin señales de humo.
Sin mesas interminables.
Sin foros inútiles.
Sólo cumplir con un pendiente de casi cuatro décadas que le heredaron 6 sexenios atrás, 6 gobernadores que fueron omisos.
Porque Tlaxcala es una de las entidades del país donde la ley está huérfana de reglamento.
En contraste, estados como: Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Nuevo León, Guanajuato, Veracruz, Puebla, Querétaro, Yucatán y Coahuila, entre otros, sí cuentan con una Ley de Profesiones reglamentada y operativa, permitiendo el ordenamiento del ejercicio profesional en salud, arquitectura, contabilidad, derecho, ingeniería… y por supuesto, periodismo.
En Tlaxcala tenemos la ley.
Tenemos los profesionistas.
Tenemos los colegios.
Tenemos la urgencia.
Lo único que no tenemos es el reglamento.
Y sin ese reglamento, todo intento de regular es ficción, es voluntarismo, es una buena intención.
Regular el periodismo no es callar, como algunos gritan para hacer ruido. Las guacamayas pueden hacer su estruendo desde sus propias redes sociales y los espacios que les regalen hasta que sean incómodas. La libertad de expresión no está ni en peligro ni va a ser regulada desde el poder.
La libertad de expresión está perfectamente consagrada en el artículo 6º Constitucional y no es privilegio exclusivo de periodistas, reporteros o medios de comunicación, es un derecho de todos los mexicanos.
Regular el periodismo es ordenar, es proteger, es elevar estándares, es evitar abusos, y sobre todo, no atenta contra la libertad de expresión, no seamos ingenuos y nos dejemos manipular por la idea absurda de una señora que no tiene comprensión lectora.
La libertad de expresión es de todos.
El periodismo es una profesión.
No confundamos.
Por eso, el llamado es claro, institucional y absolutamente legítimo: Tlaxcala necesita su Reglamento de la Ley de Profesiones y lo necesita ya.
Porque sin reglamento no hay profesionalización y sin profesionalización, el periodismo seguirá atrapado entre quienes lo ejercemos… y quienes lo suplantan.
EL COLEGIO DE PERIODISTAS Y COMUNICADORES DE TLAXCALA
Una vez publicado el Reglamento de la Ley de Profesiones, el Colegio de Periodistas ya tiene en sus estatutos —desde el Artículo 38 hasta el 42— legalizados ante Notario Público el día 10 de abril de 2025, los lineamientos para:
Acreditar periodistas con base en formación, experiencia verificable y ejercicio profesional continuo; registrar medios de comunicación como entidades informativas formales; operar una Defensoría de las Audiencias donde la ciudadanía pueda denunciar sesgos, uso faccioso de la información, manipulación o falta de rigor y, someter a evaluación los casos ante una instancia colegiada, transparente y sin manoseo político.
regular el ejercicio profesional del periodismo no es regular la libertad de expresión. El columnista, el opinólogo, el panelista y el ciudadano con cuenta de Facebook pueden decir lo que quieran, como quieran y cuando quieran. Es su derecho. Nadie toca eso.
El periodismo es otra cosa.
Es un oficio que se aprende, se ejerce y se sostiene.
Es un trabajo del que se vive, no un hobby con micrófono.
Tlaxcala requiere un ecosistema informativo sano y tiene que empezar por lo elemental, cumplir con la ley que ya existe.
Lo dicho: esto no es un reclamo.
Es un recordatorio y una responsabilidad, el reglamento está pendiente desde 1986.
Ya es tiempo.
***
Alejandro Aguilar Gómez, licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Altiplano, es periodista y empresario de medios con más de tres décadas de trayectoria. Fundador y CEO de Grupo Monitor, dirige los portales digitales Monitor Xpress y MX en la Noticia. Ha sido jefe de información en prensa escrita, director de noticiarios radiofónicos y consultor en marketing político y comunicación estratégica. Es Presidente Fundador del Colegio de Periodistas y Comunicadores de Tlaxcala A.C. (2025-2029) y ha recibido 2 Doctorados Honoris Causa por su contribución al periodismo en México. Reconocido especialista en comunicación social, marketing digital y gestión de crisis, combina la praxis periodística con la consultoría política y la innovación en tecnologías de opinión pública.
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